Mito #1: Los niños obesos “se estiran” o dejan de serlo en la adolescencia.
Realidad: FALSO. En algunas ocasiones, se cree que la obesidad infantil se soluciona sola, y que al crecer desaparecerá el exceso de peso. Sin embargo, esta creencia suele estar poco fundamentada.
Los niños con exceso de peso tienen mayores probabilidades de seguir siendo obesos en la edad adulta, esto es así a través de diversos mecanismos. Algunos de ellos son:
- Durante los 5 primeros años de vida se crean los adipocitos, las células que acumulan la grasa. Cuantos más adipocitos se creen durante esta etapa, más “almacenes” se tienen para llenar en la etapa adulta.
- En la infancia se crean y consolidan la mayor parte de los hábitos, entre ellos los de estilo de vida y alimentarios. Si los hábitos adquiridos en la infancia no son saludables, continuarán ejerciendo su efecto perjudicial en la adultez.
Mito #2: Picar entre comidas contribuye al aumento de peso.
Realidad: FALSO. Antes se pensaba que comer entre comidas contribuía al aumento de peso. No obstante, se ha comprobado que merendar entre las comidas principales ayuda a mantener un peso sano.
Siempre y cuando las meriendas sean nutritivas, variadas y balanceadas, promueven un buen estado de salud. Entre los múltiples beneficios que nos ofrecen las meriendas están:
- Ayudan a mantener el metabolismo activo.
- Ayudan a regular los niveles de glucosa (azúcar) en la sangre, evitando así que lleguemos con mucha hambre a la siguiente comida.
- Contribuyen a mantener una sensación de llenura por más tiempo.
- Ayudan a reforzar nuestra alimentación diaria, mediante un aporte adicional de nutrientes y energía